El Tribunal Superior de Bogotá reconoce a un perro como miembro familiar, por primera vez 

En un fallo que marca un precedente en la jurisprudencia colombiana, el Tribunal Superior de Bogotá reconoció a las mascotas como miembros de la familia en una decisión histórica. La sentencia se dio en medio de un conflicto legal en el que un hombre demandó a su expareja por no permitirle ver de manera regulada a su perrita, llamada Simona, después de su separación.

El caso comenzó en octubre de 2022, cuando el Juzgado de Familia de Bogotá recibió la demanda del hombre, quien alegaba que tenía el derecho de seguir manteniendo un vínculo emocional con Simona, a quien consideró su «hija perruna». Sin embargo, el juzgado defamilia se declaró incompetente para resolver el caso, argumentando que se trataba de un  tema relacionado con animales y que debía ser manejado por un juzgado civil.

Este conflicto de competencias llevó el caso al Juzgado 27 Civil del Circuito de Bogotá, que, a su vez, determinó que correspondía a un juzgado de familia resolver el asunto, ya que los animales son sujetos de derecho y su bienestar puede verse afectado por la separación de una pareja, dado que forman parte de la familia.

El Tribunal Superior de Bogotá, al recibir el caso como instancia superior, emitió una sentencia que sienta las bases para el reconocimiento de las familias multiespecie. En su fallo, el tribunal destacó que «los animales dejaron de ser considerados cosas, pero no perdieron su estatus de propiedad dentro del ordenamiento jurídico. Ahora son también identificados como seres sintientes respecto de quienes existen deberes de protección especial», dice en el comunicado emitido por el Tribunal Superior de Bogotá

Para el tribunal, el reconocimiento de la familia multiespecie se basa en dos requisitos fundamentales: que las personas reconozcan a los animales como miembros de la familia y que los animales asuman roles en dicho núcleo. Estos roles pueden incluir cuidados específicos, vínculos emocionales y el reconocimiento de la mascota como un miembro más de la familia, como sucede en el caso del demandante que se refería a Simona como su «hija perruna».

La sentencia del tribunal concluye que la protección de la familia multiespecie debe prevalecer y otorga la competencia al juzgado de familia para tomar una decisión sobre el caso de Simona, reconociendo no solo a las mascotas como parte de la familia, sino también el derecho de las familias multiespecies. Esta decisión refleja la evolución de la sociedad y el reconocimiento de la importancia de los lazos afectivos que existen entre los seres humanos y sus mascotas.

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