El fútbol femenino colombiano tiene un padre ausente

Los ánimos ya están más tranquilos y el triunfalismo tan característico de nuestro país hoy no será un impedimento para ver más allá de lo que está pasando con la Selección Colombia Femenina; luego de la derrota en la final frente a Brasil, partido en el que no se perdió nada, porque ese equipo ya lo ganó todo si tenemos en cuenta las condiciones, es momento de hacer un análisis con relación al profesionalismo y las promesas de los directivos con relación al fútbol femenino. 

“Las tengo a todas como mis hijas” fueron las palabras de Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, luego de que el seleccionado femenino se clasificara para la final de la Copa América, sacando pecho y agradeciendo a los dirigentes de la Conmebol y la FIFA por su labor. Sin embargo, las condiciones laborales de muchas de las futbolistas que lograron tal hazaña están muy lejos de la euforia con la que declaró el presidente. En Colombia hoy por hoy no hay una liga femenina profesional de fútbol. 

A pesar de estar en el olvido, los seleccionados Sub 17, Sub 20 y la de mayores, están todas clasificadas para el mundial respectivo de cada categoría, sus actuaciones en los más recientes torneos han sido importantes y muchas jugadoras han logrado dar el salto a equipos en el exterior en los cuales ganan un salario digno de lo que son, futbolistas profesionales. Más allá del salario, en otros países tienen la garantía de continuidad, pues el fútbol profesional es una realidad y año tras año se juega. 

El salario de una futbolista en Colombia se encuentra entre 1’200.000 y 1’500.000 pesos, y sus contratos son en la mayoría de los casos a tres meses, tiempo que por lo general dura una temporada regular de nuestra liga, lo anterior teniendo en cuenta a una jugadora sin mucho renombre que son la mayoría de estas. Por hacer una comparación enfocada únicamente en resaltar la problemática, un jugador de la segunda división masculina de fútbol, torneo al que muy pocos le prestan atención y que de seguro la mayoría no tenemos la más mínima idea de quiénes son sus jugadores, puede estar ganando entre 3 y 8 millones de pesos. Jugadores que no integran una Selección Colombia y a los que Jesurún no ve como sus hijos. 

Debido a la irregularidad de su profesión principal, muchas de las futbolistas que integran el fútbol colombiano, ya están preparadas para la falta de seriedad del ente que regula el torneo y tienen trabajos alternos para suplir sus necesidades económicas, entrenar equipos, trabajar en lugares de comercio e irse a otro país a buscar oportunidades, por mencionar algunas de las alternativas, esperando a que se anuncie un nuevo torneo y venir a seguir dándole alegrías al país, como lo asegura el presidente Jesurún. 

Algunos países, pocos en realidad, Noruega, Inglaterra y Brasil, por mencionar algunos, tienen una igualdad salarial entre sus seleccionados masculinos y femeninos, lo cual se ve reflejado en sus actuaciones y en la calidad de vida de sus futbolistas. Aquí por ahora se pide una igualdad en la intención de al menos realizar un torneo digno y que les permita a las futbolistas contar con un salario que a pesar de no ser alto, para muchas alcanza y están dispuestas a aceptar por hacer lo que les gusta y para lo que se han preparado toda la vida. 

Por ahora resta esperar si ahora que el equipo no está en la conversación diaria y en el foco de los medios, la federación y los equipos le cumplirán a las más de 400 mujeres que se dedican a esta profesión y al menos habrá una liga digna en donde todos los conjuntos profesionales presenten un plantel y apoyen con el desarrollo del torneo. 

Comparte este contenido:

Sigue más contenido chimba en nuestras redes: