El mundo de los videojuegos ha evolucionado significativamente en los últimos años, y junto con él han surgido técnicas cada vez más sofisticadas para impulsar a los niños a gastar dinero en compras dentro del juego. La preocupación por este fenómeno ha crecido, ya que muchas compañías del sector dependen de las ventas generadas por micro transacciones, lo que ha llevado a expertos y consumidores a cuestionar estas prácticas. La BBC ha analizado el tema y ha descubierto cómo se utilizan la psicología y estrategias de venta para fomentar el gasto desenfrenado de los más jóvenes.
Nara Ward, una madre residente en Barbados, ha experimentado de cerca la voracidad de estos videojuegos. Ella tiene dos hijos, Finn de 14 años y Leif de 12, quienes son ávidos jugadores. Cuando Leif comenzó a jugar Roblox, un popular juego en línea, empezó a solicitar robux, la moneda virtual del juego, para mejorar su personaje y comprar objetos virtuales. Ante la insistencia de su hijo, los padres decidieron regalarle US$200 en créditos de Apple por Navidad. Sin embargo, para sorpresa de Ward, el dinero se agotó en cuestión de días. A partir de entonces, Leif solo recibió una asignación mensual de US$10 en robux, lo cual lo frustró y finalmente lo llevó al aburrimiento del juego. Este patrón se repitió cuando Leif cambió a otro juego llamado World of Tanks, donde también se requieren compras para mejorar las armas del personaje.
El modelo de negocio de muchas compañías de videojuegos se basa en las micro transacciones o compras dentro del juego, que van más allá de la venta inicial del juego.
Estas compras pueden ser puramente estéticas, como movimientos de baile o ropa, o brindar ventajas tácticas, como vidas extras o mejoras de personaje. Se estima que el mercado global de micro transacciones en línea crecerá significativamente en los próximos años, alcanzando los US$76.660 millones en 2023. Sin embargo, también hay un creciente rechazo hacia estas prácticas, tanto por parte de expertos como de consumidores. Algunas compañías están prometiendo lanzamientos libres de compras dentro del juego como respuesta a esta preocupación.
La profesora Sarah Mills, de la Universidad de Loughborough en Reino Unido, ha investigado las técnicas utilizadas por las compañías de videojuegos para manipular a los usuarios y alentar el gasto. Según Mills, el vínculo entre el juego y la apuesta se está volviendo cada vez más borroso. Las compañías emplean estrategias psicológicas como la evitación de la rutina, donde realizar una compra en el juego significa evitar horas de juego monótono, o el «dolor divertido», que se produce cuando el jugador corre el riesgo de perder algo importante si no realiza una compra. Además, se utilizan técnicas de ofuscación, como el uso de monedas del juego, para dificultar la percepción real del gasto. Otra táctica común es el uso de «paquetes de recompensas» (loot boxes) donde los jugadores compran un paquete sin saber exactamente qué hay dentro, lo que genera una sensación de emoción similar a la de un juego de azar.
A pesar de los problemas que plantean estas técnicas de venta, algunos defienden los videojuegos como una forma beneficiosa de entretenimiento para los jóvenes. Se ha demostrado que los juegos alivian el estrés, desarrollan habilidades cognitivas y combaten la soledad. Zhenghua Yang, fundador de la compañía de videojuegos Serenity Forge, sostiene que los juegos pueden expandir los horizontes de las personas y generar experiencias significativas y emocionalmente impactantes. Sin embargo, Yang también reconoce que el impacto de las micro transacciones depende de la vulnerabilidad de cada usuario y que su uso debe ser vigilado y controlado.
En cuanto al papel de los padres, existen diversas medidas para proteger a los niños del gasto descontrolado en videojuegos. Es posible utilizar cuentas infantiles y controles parentales para deshabilitar compras o establecer límites de gasto. Además, se pueden configurar notificaciones por correo electrónico para monitorear las compras y utilizar tarjetas de regalo en lugar de tarjetas de crédito. Sin embargo, lo más importante es la comunicación y la presencia activa de los padres en la vida digital de sus hijos, lo cual puede ayudar a prevenir problemas y enseñarles sobre el manejo responsable del dinero.