El pasado 5 de junio, desapareció en Amazonas el periodista británico, Dom Phillips de 57 años y colaborador del diario británico The Guardian y el experto en grupos indígenas, Bruno Pereira, de 41 años, desaparecieron mientras realizaban la búsqueda de información para un libro en el Valle de Javarí, al noroeste.
El pasado martes, las autoridades brasileñas hacen un llamado a aumentar la búsqueda, por esto, la Marina desplegó dos helicópteros, embarcaciones y una moto acuática. El ejército puso a disposición 150 militares especialistas en ambiente de selva que conocen el terreno. Mientras que un sospechoso ya fue detenido este miércoles.
Los desaparecidos se encontraban en zonas de prohibido acceso, cerca de la frontera con Perú y Colombia, presenciada por narcotraficantes, mineros y madereros ilegales que intentan invadir tierras para explotarlas. Los investigadores habían viajado en barca al lago Jaburu y debían volver a la ciudad de Atalaia do Norte la mañana del domingo.
La policía de Amazonas informó que tomó la declaración de cinco personas, cuatro en condición de testigos y una en calidad de sospechosa, sin que difundieran más detalles.
Foto: Joao Laet
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, calificó este suceso como «una aventura no recomendable», “realmente dos personas solas en un barco, en una región completamente salvaje es una aventura que no es recomendable que nadie haga, todo puede suceder, puede ser un accidente, puede que hayan sido asesinados, esperamos que puedan ser encontrados en la mayor brevedad”.
Greenpeace, ultraderechista, es acusado de alentar las invasiones de tierras indígenas en favor del agronegocio y la explotación minera. Este, consideró que la desaparición forma parte del «retroceso ambiental que el gobierno de Bolsonaro ha promovido con empeño en áreas protegidas y contra activistas ambientales». Además, en un comunicado anunció que «los pueblos indígenas en Brasil nunca fueron tan atacados como en los últimos tres años».
El testimonio de UNIVAJA, declaró que Phillips y Pereira habían recibido amenazas de muerte mucho antes de su desaparición en el Amazonas.