En el 2019 comenzó un hecho que marcaría sin duda la historia actual del país, un estallido social que buscaba que el pueblo colombiano fuera escuchado.
Estas manifestaciones que iban en contra de las políticas del presidente de ese momento, Iván Duque, buscaban cambios significativos en la estabilidad social, política y económica del país.
Un hecho que generó conmoción e indignación entre la población colombiana fue que el entonces senador Roy Barreras, revelara que el Gobierno Duque había tratado de ocultar la muerte de siete menores de edad en un bombardeo militar al que había calificado como “exitoso”.
El paro nacional había tomado tanta fuerza, que jóvenes colombianos de todas las ciudades del país se estaban uniendo a esta lucha social. Pero el punto de inflexión de las movilizaciones fue cuando un integrante del Esmad le disparó al joven de 18 años, Dylan Cruz, dejándolo sin vida.
Este suceso intensificó la indignación y fortaleció la convocatoria, pues la violencia policial había ganado protagonismo entre los motivos de las marchas. En el año 2020 surgieron nuevos casos de brutalidad policial, esta vez, el asesinato del abogado Javier Ordóñez a manos de varios policías.Esto sólo alimentó el descontento de la sociedad colombiana que estaba indignada.
En abril del 2021, las manifestaciones tomaron más y más fuerza, ahora por una nueva propuesta de reforma tributaria del Gobierno de Ivan Duque. Se repitieron hechos como los de 2019, pero quizás a mayor escala. Durante meses se presentaron casos de brutalidad policial, ataques contra la Policía, saqueos, asesinatos. El país había estallado.
Todo lo que ocurrió en el marco del paro nacional dejó una sociedad colombiana distinta; creció la conciencia social y el interés de los jóvenes por asumir la dirección de su propio país.