La historia de María Camila Velandia, la joven que estudiaba en el colegio English School de Bogotá luego de ocho años, aún su caso sigue en juicio.
Luego de este trágico accidente, Mónica Prieto, madre de la menor, relató que la vida de su hija terminó en una salida pedagógica el 2 de octubre de 2014. Hoy solo desea que lo que pasó no vuelva a ocurrir y por eso emprendió una causa para que los responsables, incluido el English School, respondieran ante la justicia.
Todo inició con la planeación de un viaje pedagógico vivencial al Amazonas, organizado por el colegio. Según lo expresado en el juicio, seleccionaron a la empresa de turismo Bluefields, que se mostró ante la institución con un cúmulo de beneficios para liderar este tipo de travesías, entre esos, 18 años de experiencia. Prieto dice que el plantel fue el que escogió y que, en ese proceso, los padres no tuvieron voz.
26 estudiantes zarparon hacia su destino a las tres de la mañana, ignorando que era un horario restringido para la navegación. La embarcación era pequeña, con capacidad para transportar 25 toneladas y no tenía permiso para navegar entre las 6 de la tarde y las 6 de la mañana. “No desarrollaba labores pesqueras, no trasladaba enfermos ni tampoco desarrollaba actividad económica alguna”, explicó el juez.
La lancha tampoco tenía el sistema de luces blancas, verdes y rojas que se exigen en materia de seguridad para que sea visible y segura la navegación. “Incluso se supo que Éver Sinaragua condujo la embarcación mientras cargaba un faro con el que buscaba tener algo de visibilidad”, dijo el juez.
Durante la investigación se pudo establecer que la embarcación en la que se transportó a Velandia había sido modificada. Se le instaló un techo rígido en vez de una carpa, y allí los estudiantes colocaron sus maletas.
Esto produjo una afectación en el centro de gravedad, haciéndola inestable. “También imposibilitó a Sinaragua de hacer alguna maniobra que permitiera evitar la colisión con la otra embarcación peruana de la empresa de Transporte Fluvial Flipper”, explicó el juez.
Todo esto hizo que aquel día terminara en tragedia. Chocaron con una embarcación peruana y la lancha en la que iba María Camila se volteó. “Otros estudiantes quedaron en el agua malheridos. Ellos lograron agruparse, salir por sus propios medios y la ayuda de los tripulantes de otra lancha. Solo después detectaron que María Camila no estaba. Otros la encontraron flotando en el río”, “salvaron a todos menos a mi hija. Ni los tres profesores del colegio ni los guías de Bluefields se preocuparon por buscarla”, narró la madre de María Camila.
El 16 de septiembre se llevó a cabo la audiencia del sentido del fallo por la muerte de la menor en la salida pedagógica con su colegio English School.
El contratista de las lanchas, Segundo Solarte; el guía de Bluefields, Mateo Franco, y el lanchero Éver Sinaragua fueron condenados por el delito de homicidio culposo, mientras que la profesora y coordinadora de la salida, Martha Elena Quintero, fue absuelta de los cargos.
Mónica vive día a día la ausencia de su hija. “Solo pienso en que la entregué con vida y me la devolvieron muerta y, sobre todo, que nunca tuve la oportunidad de despedirme de ella”.
El 19 de octubre se conocerá la pena final.